Un divorcio contencioso es, en cualquier caso, el tipo de divorcio menos conveniente en cuanto a precio y duración. Suele extenderse en el tiempo, dado que los cónyuges no han sido capaces de alcanzar un acuerdo. Precisamente por este motivo, el coste de este divorcio contencioso también suele ser más elevado. Es por ello que debería ser la última opción, la solución a la que se recurre cuando no ha sido posible optar por la vía más sencilla: el divorcio de mutuo acuerdo. ¿Pero cuánto tarda un divorcio contencioso exactamente?
Aun así, dentro de la complejidad que implica un divorcio contencioso, podemos encontrar diversidad en cuanto a su duración. Esto ocurre porque hay factores que influirán en el tiempo que puede llevar un divorcio de este tipo, como la actividad del juzgado, el tipo de abogado al que se recurre o los posibles recursos que se pueden interponer.
Por este motivo, es muy complicado establecer una única duración de un divorcio contencioso, pero a continuación te contamos cuáles suelen ser los tiempos más habituales teniendo en cuenta la existencia o no de varios factores.
Duración del divorcio contencioso
Lo primero que hay que tener en cuenta y lo que marcará la diferencia en cuanto a la duración con respecto a un divorcio de mutuo acuerdo es que en el contencioso el procedimiento suele comenzar con la interposición de la demanda de divorcio por parte de uno de los cónyuges. Lo normal, en estos casos, es que la admisión a trámite de esta demanda se demore hasta las dos o tres semanas.
En el divorcio de mutuo acuerdo, en cambio, esto no ocurre. Las dos partes van al juzgado con un convenio regulador firmado, y tan solo es necesario ratificar su idoneidad para continuar con el proceso. En el caso del divorcio contencioso, ya en este primer paso será necesario esperar unos días.
¿Cuánto tarda en salir un divorcio contencioso?
Una vez presentada la demanda y admitidos los trámites de divorcio, otro hecho que puede alargar bastante el divorcio es que la otra parte solicite un abogado de oficio. Esto, lógicamente, requerirá de tiempo. La disponibilidad de los profesionales en este sentido y, también, la mayor o menor rapidez del juzgado en el que se lleve a cabo el proceso serán cruciales.
Habrá que esperar, en cualquier caso, a que la parte que recibe la demanda emita su respuesta. Esta puede ser de dos tipos: aceptando las condiciones que propone la parte demandante en cuanto a los bienes compartidos y los hijos en común (si se tienen), o rechazando la propuesta y realizando otra diferente.
Comienza entonces un periodo de negociación, cuya duración dependerá exclusivamente de la voluntad de ambas partes por ponerse de acuerdo. Si esto no sucede, será el juez el que decida. No obstante, es posible que necesite recopilar pruebas documentales o escuchar a los hijos, si los hay, para conocer todos los detalles de su relación con ambos progenitores. El objetivo no es otro que tratar de garantizar el máximo bienestar de su custodia con las medidas adoptadas en la sentencia.
Cuando el juez tenga la suficiente información y haya escuchado los argumentos de todas las partes, dictará sentencia. Es en este momento en el que puede producirse un hecho que alargaría todavía más el proceso: que una de las partes (o ambas partes) decida recurrir la decisión judicial. En ese caso, comenzaría de nuevo un periodo de espera indeterminado (varía en cada juzgado) hasta conocer por fin la sentencia definitiva, que será de obligado cumplimiento para ambos cónyuges.
En definitiva, se puede establecer la duración media de un divorcio contencioso en unos 5 o 6 meses, pero, como se puede comprobar, hay varios factores que pueden hacer que el proceso se alargue mucho más.