Conocer los tipos de fraudes más frecuentes puede ser muy útil para saber detectar qué situaciones pueden ser originarias de una futura estafa, y así evitar caer en ellas. Concretamente, analizamos a continuación cuáles son en la actualidad los fraudes financieros, los fraudes alimentarios, los fraudes en Internet y los fraudes relacionados con empresas más comunes en nuestros país.
Tipos de fraudes financieros
En primer lugar, encontramos un tipo de fraude que trata de aprovecharse de las necesidades económicas de las víctimas. Es decir, los fraudes de créditos. En ellos, los estafadores se hacen pasar por compañías que ofrecen créditos o hipotecas, normalmente con unas condiciones muy atractivas y alejadas de lo que prevalece de forma general en el mercado.
La estafa reside en solicitar un importe inicial en concepto de gastos de gestión o apertura del crédito, pero es una cantidad que la víctima nunca más volverá a ver y, por supuesto, el crédito nunca llegará a concederse.
El robo de información en cajeros o el duplicado de tarjetas de crédito también es más o menos habitual. No en vano, siempre se nos recomienda que tapemos completamente el teclado cuando estamos escribiendo nuestro número PIN: existen softwares que, instalados de forma ilegal en los cajeros, pueden quedarse con toda la información necesaria para luego realizar compras u otras operaciones en nuestro nombre o con nuestro dinero.
Tipos de fraudes alimentarios
Aunque no se habla de ello habitualmente, en el sector de la alimentación también podemos encontrarnos con fraudes. Se trata de engaños conscientes al consumidor con el objetivo de obtener un mayor número de ventas y, así, conseguir más beneficios. Son muy difíciles de detectar por parte del público en general, ya que no contamos con las herramientas necesarias para comprobar que todo lo que se nos dice es verdad.
En concreto, los fraudes más habituales son los que hacen referencia a los controles de calidad y a la cantidad de producto que hay en cada envase. Suceden cuando la empresa no ha superado o ha falsificado el resultado de determinados controles de calidad, o cuando se incluyen en el paquete un número menor de unidades de las que se anuncian. Presentar una denuncia ante la oficina de consumo será vital en este caso.
También podemos encontrar fraude a la hora de indicar el tiempo de conservación y en cuanto a la composición del alimento.
Tipos de fraudes en Internet
Sin duda alguna, los dos tipos de fraudes en Internet más comunes son los cometidos en las compras online y el phising. El fraude cometido a través de las ventas online puede hacerse de varias formas. Por un lado, es posible que el cliente termine recibiendo el producto adquirido, pero lo haga con mucho retraso o contando este con fallos o taras, o simplemente no responder a lo que se describía en la página venta. El fraude extremo consistirá en que el usuario nunca llegue a recibir el producto por el que ha pagado una determinada cantidad de dinero.
El problema residen en que este tipo de estafadores normalmente no ponen a disposición del público ninguna vía de contacto, por lo que resulta complicado denunciar una compra por Internet de índole fraudulenta.
Tipos de fraudes en empresas
Las empresas también pueden cometer fraudes, fiscales en la mayoría de los casos. El objetivo es poder pagar una menor cantidad de impuestos. Para ello, pueden llegar a contar con trabajadores sin contrato, o hacer contratos de forma incorrecta, indicando grupos profesionales u horarios que realmente no son los reales, declarar menos ganancias de las que realmente se obtienen, no abonar las horas extra a sus empleados o incluso llegar a falsificar informes médicos.
Establecer el domicilio fiscal fuera del real o incluir en los gastos de empresa los que en realidad son personales son otras opciones más o menos frecuentes.