A la hora de contratar una hipoteca y escoger el tipo de interés pertinente, es normal que nos asalten las dudas y nos preguntemos si es mejor una hipoteca a tipo fijo o variable. La respuesta, no obstante, dependerá única y exclusivamente del cliente, que tendrá que valorar hasta qué punto le compensa una hipoteca a tipo variable u otra a tipo fijo. ¿Pero en qué consiste el concepto de hipoteca a tipo variable? ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de la hipoteca a tipo de interés variable? Todas las respuestas, a continuación.
¿Qué es una hipoteca a tipo variable?
Al contrario que las hipotecas a tipo fijo, cuya cuota se mantiene estable a lo largo de los meses y su plazo de amortización es mucho más corto de lo normal, las hipotecas con tipo de interés variable, como su propio nombre indica, están sujetas a las fluctuaciones propias del precio del dinero.
Dado que el cliente que contrate este tipo de hipoteca no sabrá a ciencia cierta el importe que tendrá que pagar cada mes, podrán suceder dos cosas: que los tipos de interés bajen a lo largo del tiempo y el cliente disfrute de una reducción en su cuota hipotecaria, o que ocurra todo lo contrario y el contratante deba abonar el aumento correspondiente.
La parte positiva de contratar una hipoteca a tipo variable -aunque, repetimos, todo depende de las necesidades económicas del cliente- es que el plazo de amortización de este tipo de préstamo es mucho más largo. Las comisiones, por lo tanto, suelen ser más reducidas que las de las hipotecas con tipo de interés fijo.