La Tasa Anual Equivalente (TAE) no solo es un porcentaje clave a la hora de comprender las hipotecas y sus tipos de interés, sino que también sirve para indicar la rentabilidad efectiva de las operaciones financieras. El concepto de Tasa Anual Equivalente -también conocido como Tasa Anual Efectiva– es tan recurrente a la hora de hablar de préstamos hipotecarios, que merece la pena que conozcamos en profundidad las implicaciones de esta referencia orientativa.
¿Qué es la Tasa Anual Equivalente?
Como ya hemos adelantado, la Tasa Anual Equivalente de un préstamo indica el coste o rendimiento efectivo de un producto, y se emplea como tipo de interés de referencia cuando hay diferentes periodos de liquidación. Sin embargo, el TAE es una referencia orientativa que no siempre nos ayuda a predecir la evolución del tipo de interés, sobre todo cuando hablamos de un préstamo con un tipo de interés variable. ¿Por qué sucede esto? Porque la Tasa Anual Equivalente o TAE se calcula en la hipótesis de que el tipo de interés se mantendrá siempre en la misma cifra.
¿Cómo se calcula la Tasa Anual Equivalente?
Para calcular la Tasa Anual Equivalente, que está expresada en tanto por cien anual, se calcula en base a una fórmula matemática estandarizada que tiene en cuenta los siguientes valores:
- Importe del préstamo hipotecario
- Tipo de Interés Nominal (TIM)
- Plazo de amortización
- Comisiones
- Prima del seguro de protección de pagos (solo en el caso de que su contratación tenga carácter obligatorio)