La conocida como cláusula suelo es una condición contractual que puede estar incluida en un préstamo hipotecario, aunque en el año 2013 fue declarada nula. Para comprender mejor qué es exactamente una cláusula suelo y qué efectos prácticos tiene sobre los trámites de nuestra hipoteca, es necesario aclarar primero dos conceptos muy relacionados: el tipo de interés fijo y el tipo de interés variable.
Cuando se adquiere una vivienda mediante una hipoteca o préstamo hipotecario, se está firmando un contrato por el que el cliente se compromete al pago mensual de una cuota de amortización más unos intereses, que pueden ser fijos o variables.
La elección se realiza en el momento de la firma del contrato, y de ella depende la cantidad de dinero que le pagaremos al mes en concepto de intereses al banco que nos concede la hipoteca. Si escogemos una hipoteca con tipo de interés fijo, el importe será exactamente el mismo mes a mes. En cambio, en caso de optar por un interés de tipo variable, la cantidad mensual fluctuará en función del valor del euríbor (que es el índice de referencia para la mayor parte de las hipotecas).
¿En qué consiste la cláusula suelo?
Con el objetivo de impedir que el interés de los préstamos hipotecarios sufriera recortes demasiado pronunciados, algunos bancos decidieron establecer unos límites mínimos, fijados a través de la conocida como cláusula suelo de la hipoteca. De esta forma, las entidades financieras se previnieron ante posibles variaciones a la baja del euríbor, pero los clientes quedaron expuestos a que el interés variable de su tipo de hipoteca no reflejara el valor real del índice de referencia, cuando este se situaba por debajo del ‘suelo’ (el límite mínimo) marcado por el banco.
Tras el inicio de la crisis económica en España, miles de personas empezaron a ser conscientes de que la importante bajada del valor del euríbor que se estaba produciendo (llegó a situarse por debajo del 3 %, muy por debajo del valor que tenía el año anterior), no se veía reflejada en sus cuotas mensuales de la hipoteca.
La sentencia de la cláusula suelo en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)
En resumen, la cláusula suelo impidió que los clientes se pudieran beneficiar de la bajada del euríbor, y la mayoría de ellos reconoció que no era consciente de la existencia de esa condición contractual cuando firmó la hipoteca.
Ante esta situación, en el año 2010 comenzaron a producirse las primeras demandas judiciales, que reclamaban la nulidad de la cláusula suelo. Sin embargo, no es hasta 2016 cuando el TJUE les da una buena noticia a los afectados por la cláusula suelo: dicta una sentencia en la que obliga a todos los bancos implicados a devolver lo cobrado de forma indebida, con efecto retroactivo total.
La cifra final que los bancos deben devolver, según el Banco de España, asciende a los 7.000 millones de euros, como mínimo.
Cláusula cero, sustituta de la cláusula suelo
Una vez declarada nula la cláusula suelo de los contratos hipotecarios por parte de las autoridades judiciales europeas, los bancos no quisieron quedarse desprotegidos ante la posibilidad de encontrarse con tipos de interés negativos (y, por tanto, tener que abonar la entidad los intereses a los particulares, y no al revés). Por este motivo, decidieron establecer la cláusula cero, que les da derecho a no tener que pagar por prestar dinero a los titulares de las hipotecas en ningún caso.
Ahora que ya conoces las características que definen a las cláusulas suelo, puedes imaginar la importancia que tiene saber reconocer si tu préstamo hipotecario la contempla o no. En caso afirmativo, no dudes en informarte sobre cómo puedes reclamar el importe correspondiente.