Si has tomado la decisión de poner fin a tu matrimonio e iniciar los trámites para divorciarte, debes saber que es mucho más sencillo hacerlo de mutuo acuerdo. La alternativa es un divorcio contencioso, que implica pasar por un proceso mucho más largo en el que habrá que aportar más cantidad de documentación y desembolsar bastante más dinero. Por eso, merece la pena realizar un último esfuerzo para arreglar vuestras diferencias y poder divorciaros de mutuo acuerdo, aunque para conseguirlo tengáis que recurrir a terceras personas o a profesionales.
Esta vía es especialmente recomendable si se tienen hijos pequeños. Vuestra relación continuará durante los años posteriores al divorcio y hasta que vuestros hijos dejen de ser dependientes, por lo que es preferible que pongáis fin al matrimonio de forma amistosa, si es posible, por el bien de todos.
Los pasos a seguir en un divorcio de mutuo acuerdo
Dos son las cuestionas básicas que acompañan por defecto a cualquier divorcio de mutuo acuerdo. En primer lugar, como mínimo tendrán que haber transcurrido tres meses desde que se celebró el matrimonio. Y, en segundo lugar, habrá que acompañar la demanda de divorcio con un convenio regulador, acordado de forma conjunta entre las dos partes. Este documento deberá estar firmado por los dos en todas sus páginas y contendrá información sobre el reparto económico, la custodia de los hijos, posibles pensiones compensatorias, etc.
El convenio regulador tendrá que ser presentado en el juzgado y, posteriormente, os citarán para ratificarlo. Este paso es necesario para confirmar que estáis de acuerdo con todas las condiciones. Si alguno de los dos no acude o no muestra su conformidad, el procedimiento se anulará. En este caso, para poder continuar con la disolución del matrimonio, habrá que recurrir ya a la vía contenciosa.
Después de la ratificación, el juez tendrá que confirmar que el convenio regulador no perjudica de ninguna manera a los hijos, si los hay, o a alguno de los cónyuges. Este punto es especialmente importante porque, aunque ambos hayáis acordado la disolución del matrimonio en base a una serie de condiciones, es imprescindible garantizar que dichas condiciones no producen daños o perjuicios en los hijos, para lo cual el juez solicitará un informe al Ministerio Fiscal.
En caso de que se perciba que el convenio regulador no se ha redactado conforme a derecho, porque existen consecuencias excesivamente nocivas para una de las partes o para los hijos, os concederán un plazo de diez días para que presentéis una nueva propuesta. Sin embargo, lo más habitual en los divorcios de mutuo acuerdo es que una vez realizados todos los trámites el juez dicte la sentencia definitiva.
Con el tiempo, es posible que las circunstancias cambien y que el convenio regulador pactado ya no se ajuste a la realidad. Por ejemplo, puede haberse producido una variación importante en la economía de una de las partes, lo que requerirá replantearse la cuantía de la pensión, si la hubiera. Por eso, cualquiera de los dos podrá solicitar la modificación del convenio regulador.
Ventajas del divorcio de mutuo acuerdo frente al divorcio contencioso
Al principio recomendábamos optar, siempre que sea posible, por el divorcio de mutuo acuerdo, porque presenta ventajas importantes si lo comparamos con el contencioso:
- El proceso será mucho más rápido.
- Los costes serán inferiores porque se comparten las figuras de abogado y procurador.
- Las consecuencias emocionales son menores.
- Se conocen de antemano las medidas, que además han sido pactadas, en lugar de tener que esperar sorpresas en una sentencia dictada directamente por el juez.
Por eso, si crees que ya no hay vuelta atrás y deseas divorciarte, hacerlo de mutuo acuerdo siempre será la mejor opción.